A estas alturas, no hará falta recordar lo imperativo que resulta evitar toda emisión de gases de efecto invernadero posible. Nuestro granito de arena es mejorar la eficiencia energética de nuestra infraestructura. Esto no siempre tiene sentido económico: los componentes más eficientes son más modernos e invariablemente más caros. Pero sí es lo que hoy día se da en llamar «buen gobierno corporativo», o sea, tomar decisiones que, aunque sean ortogonales al objetivo de la organización, son beneficiosas (aunque sea infinitesimalmente) para el conjunto de la sociedad o del planeta.
Manos a la obra, la primera consideración es que esto, como sucede con la seguridad, no es un proyecto que tenga un principio y un final, sino que es algo más que incorporar al conjunto de reglas y costumbres que rigen la actividad normal de la empresa. Tanto es así, que incluso hay, desde hace muchos años, una normativa ISO al respecto: La ISO 14000/14001. Es posible certificar una empresa en esta norma, que además de la huella de carbono, contiene elementos que pueden aplicarse a cualquier actividad que tenga una repercusión medioambiental. O sea: todas.
Pero estamos en granitos de arena, y el nuestro es relativamente directo:
- Reducción de consumo eléctrico
- Reducción de transporte físico
En cuanto al segundo punto, en una empresa como la nuestra hay las siguientes oportunidades de mejora:
- Evitar viajes de trabajo
- Reducir desplazamientos al centro de trabajo
- Agrupar los envíos de mercancías
Teletrabajo, un aliado en esto también
Ya hemos escrito anteriormente sobre lo fluido que resultó nuestro confinamiento, dado que todos estábamos acostumbrados a teletrabajar y lo hacíamos habitualmente. Pero tras la pandemia, se empieza a hablar de la vuelta al trabajo presencial. Es cierto que teletrabajando todos los días, se pierde contacto y con ello comunicación; pero también lo es que hemos sobrevivido sin ningún problema, y si no es por ver a los compañeros en directo, podríamos seguir así hasta que retirasen nuestro cadáver de entre la silla y el teclado. Así que hemos vuelto a la oficina, pero menos que antes, y nos hemos acostumbrado a un ritmo en que retenemos un alto porcentaje de teletrabajo.
«Nosotros ya estábamos acostumbrados a teletrabajar antes de la pandemia. Ya teníamos la conciencia de evitar viajes de trabajo, reducir los desplazamientos a la oficina, o agrupar los envíos de las mercancías»
Alfredo Sola, Socio Fundador de Tecnocrática
Oportunidades de mejora en logística
Los envíos de mercancías son algo en lo que aún nos queda capacidad de mejora. En estos tiempos de portes gratis en que el consumo de bienes físicos es casi tan instantáneo y dopamínico como el de bienes digitales, es difícil evitar la tentación de comprar un par de pilas para el ratón que llegarán hoy mismo… Gastando con ello más volumen en envoltorios de un solo uso que el que ocupan las pilas, algunos de ellos de difícil reciclaje. El último estudio publicado por el Ministerio responsable, dice que el 54% acaba en el vertedero, y la tasa de circularidad es de un triste 10% (p.137).
El consumo directo de la nube
Pero de nuevo hay datos mejores en la cuestión del consumo eléctrico. Con un modelo de centro de datos eficiente, hemos medido que la friolera de 5 grupos de servidores con sus correspondientes switches, en los cuales corren miles de webs y docenas de miles de correos electrónicos, suponen un consumo directo de apenas 5 kW; mientras que toda nuestra frontera, corazón de red, infraestructura y algunas cosillas más, no superan los 3 kW. Para poner esta cifra en contexto, si consideramos que el usuario medio de estos servicios trabaja con su ordenador encendido 8 horas al día (y lo apaga cuando no lo usa), podemos estimar con ayuda de un boli y una servilleta que el consumo de la nube representa tan solo el 1% del total de la energía empleada por el conjunto de los ordenadores de los usuarios. Aún así, esto no es excusa para no reducir el consumo, cosa que hacemos habitualmente gracias a:
- La sustitución de equipos de red y servidores por otros más eficientes;
- La retirada diligente de equipos que han terminado su ciclo de vida
Cerrando el ciclo
Merece la pena comentar que, en los centros de datos de todo el mundo, siempre hay equipos encendidos y funcionando que no están dando servicio. Esto sucede por renovaciones de infraestructura y, generalmente, es una situación temporal. Por esto, cuanto más diligentemente se apagan los equipos antiguos, menos electricidad consumen. Y un reciclaje adecuado, con una logística razonable, hace lo más eficiente posible el futuro de los materiales que los componen. Nuestro proveedor de cabecera se llama Reciclaje Tecnológico, y les llamamos cuando el pallet de equipos retirados llega a una altura de entre metro y medio y dos metros, suficiente como para acumular una tonelada de equipos, o así.
Reducir la huella de carbono de la nube es nuestro principal granito de arena en la importante cuestión medioambiental, sin perjuicio de otras. Entendemos que no somos los únicos ni los más grandes que incorporan el buen gobierno medioambiental a sus directivas. Pero todo cuenta, y ningún granito es demasiado pequeño para cuidar de nuestro único planeta.
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