Protección de datos: un triángulo de riesgo, derecho y oportunidad

Lectura Tiempo de lectura: 6 minutos.
Alfredo Sola
1 de febrero de 2023

A finales del pasado Enero, se celebraba el Día de la Privacidad de la Información, conocido más habitualmente como Día de la Protección de Datos en español. Como tantos otros días dedicados a nobles causas o a tristes recuerdos, su propósito es incrementar la concienciación entre el personal de la importancia que tiene la privacidad.

protección de datos

«Me da igual que me entren en el ordenador: Yo no tengo nada que esconder». Como dijo un personaje de Quino, lo malo de ir siempre con las orejas puestas es que uno se expone a oír cosas como esta. Aseveraciones de esta índole, y otras mucho menos inocentes, explican la necesidad de concienciación hasta el punto de dedicarle un día al asunto.

Pero en mi web no hay datos personales… ¿Verdad?

Pues con toda probabilidad, si. Y aunque la probabilidad de que le caiga una sanción por un tratamiento inadecuado de datos es baja, no le irá mal al menos saber que ya van siendo una rara avis las webs que no contienen ningún dato personal. Y de hecho, son cero las webs que no están sujetas a legislación que tiene que ver con privacidad y seguridad, ya sea por el RGPD o por la LSSI-CE. Sin ir más lejos: Un WordPress recién instalado, por ejemplo desde el panel de Neodigit, ya tiene el correo electrónico y el nombre del que lo acaba de instalar, ¿no es cierto?

El riesgo

Desde la primera Ley de Protección de Datos, la LORTAD, de 1992, ha llovido mucho y no siempre a gusto de todos. Esta ley inició lo que se ha mantenido como una constante en toda la regulación desde entonces: fuertes sanciones económicas para los incumplidores. De los cuales, treinta años ha, existían por doquier, por desconocimiento y falta de adaptación. No es de extrañar, pues, que se convirtiera en un arma arrojadiza por parte de quien tuviera la fortuna de descubrir en su adversario una falta a la misma.

Sucesivas normas fueron afinando y adaptando la legislación al rápidamente cambiante panorama tecnológico, pero de la bienintencionada LORTAD quedó en el subconsciente colectivo el miedo a la protección de datos, como algo con lo que cualquiera nos puede extorsionar. Y aunque algunos aspectos trasnochados y nunca bien implementados de las sucesivas normas que abrieron tremendas indefensiones han quedado atrás (¿todo el mundo recuerda declarar ficheros a la AEPD?), el miedo permanece.

El derecho

Pero el miedo es, en los tiempos que corren, poco fundado. La mayor parte de los que tienen alguna responsabilidad, tienen un conocimiento superficial pero a menudo suficiente de la norma, y la complementaria consultoría habitual para adaptarse a la misma requiere ya poco esfuerzo de todo tipo. En estos tiempos, hay que destacar lo conseguido (no sin sufrimiento): Se va consiguiendo que una gran parte de la ciudadanía, tal vez incluso una mayoría, sea tan consciente de la existencia de un derecho a su privacidad y la de sus datos, como de su derecho a votar.

El que la ciudadanía sea consciente de esto tiene muchas más ventajas que inconvenientes. Pero en los tiempos que corren, es de destacar una: supone un contrapeso eficaz (junto con la legislación y la aplicación de la misma, claro) a empresas cuyo peso crecería desenfrenadamente de otro modo.

La oportunidad

Empresas y ciudadanos conscientes de sus derechos y respetuosos con los ajenos ya pueden dejar de ver la protección de datos como una amenaza, y considerarla un activo. Muchas empresas grandes ya lo hacen así, exhibiendo con gran despliegue lo importante que es para ellas la privacidad de sus clientes, y lo inmediatamente que ponen en manos de los mismos el control de sus datos personales. Este es un juego al que puede jugar todo el mundo, y es un juego al cual pueden jugar casi igual de bien los pequeños que los grandes. Es, por tanto, un juego que representa una buena oportunidad para los más pequeños.

«Este es un juego al que puede jugar todo el mundo, y es un juego al cual pueden jugar casi igual de bien los pequeños que los grandes. Es, por tanto, un juego que representa una buena oportunidad para los más pequeños

Alfredo Sola – Cofounder de Tecnocrática

Al fin y al cabo, no hay más que cumplir la legislación, que no es nada difícil, y declararlo al mundo con grandes aspavientos.

Posts relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *