IMAP

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Alfredo Sola
15 de septiembre de 2016

Buceando por los servidores alante, en seguida se aprecia que quedan muchos usuarios fieles al viejo, fiable y obsoleto protocolo POP3. POP3 fue el primer de recoger el correo del servidor y que gozó de popularidad. Es un protocolo sencillo, tiene una extensión para encriptar el canal de comunicación con el servidor, funciona y no da problemas.

Es tan ideal, que parece que no hay ningún motivo para cambiarlo, ¿no?

Bueno, el caso es que los hay. Pero no vienen de las maldades de POP3, sino de las bondades de IMAP.

POP3 vs IMAP

POP3 es un protocolo muy sencillo. No tiene concepto de carpeta; todo es un solo buzón en el servidor, y si queremos clasificar el correo en carpetas, la única cosa que se puede hacer es descargarlo y clasificarlo localmente. Pero más importante es que POP3 no fue diseñado pensando en acceder al buzón desde varios sitios. ¿Qué sitios? Un ordenador y un móvil, por ejemplo.

IMAP vino (hace ya muchos años) a mejorar POP3. IMAP definió en su día (visionariamente) que el correo debe «residir» en el servidor; y los dispositivos con los que accedemos al correo (ordenador, tableta, móvil) deben sincronizarse con este.

Esta sincronización implica cosas como borrar los correos que hemos borrado en el móvil, y que lógicamente no esperamos ver resucitar en el ordenador. O marcar los que hemos leído, respondido o reenviado. O asegurarse de que, miremos el dispositivo que miremos, vemos los mismos correos: Los que hay. También permite encargar al servidor que nos busque un correo concreto. Y también, con la extensión Sieve (que funciona de serie en el correo web de Neodigit), permite definir filtros en el servidor: Los correos de fulanito, a su carpeta. O de tal a tal fecha, mensaje de vacaciones (esto último no es una funcionalidad propia de IMAP, pero viene en el mismo paquete, digamos, por cuestiones técnicas interesantísimas que ahorraré al paciente lector).

Las bondades de IMAP, en resumen

IMAP mejora, pues, notablemente la gestión de correo cuando tenemos varios dispositivos, haciéndolo más fluido, sin complicarnos la vida lo más mínimo: No hay nada que aprender. Lo único que tenemos que hacer es decir a nuestros dispositivos que usen IMAP. Finito. La configuración con Neodigit es automática para cualquier cliente de correo moderno; solo necesitaremos nuestra dirección de correo y nuestra clave.

Usar el protocolo IMAP solo tiene una peculiaridad que debemos valorar para que no nos suponga un problema. Como hemos dicho, el correo está en el servidor. Salvo que lo borremos o nos lo movamos a una carpeta local en algún dispositivo, seguirá en el servidor. Y en el servidor, ocupará el espacio que tenga que ocupar. Que tampoco es gran cosa: Mi archivo de correo desde 1995, ocupa en el momento de escribir este artículo unos 34 gigas. Esto costaría alojarlo tres o cuatro semanas-desayunobar. Si tuviera que elegir entre tener mi correo en IMAP, con la ventaja de tener todo el archivo de correo en línea, accesible y buscable desde cualquier dispositivo, o consumir desayunobares… Prefiero hacerme el desayuno yo.

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